En esta entrada me propongo comentar una
noticia que ha aparecido recientemente en numerosos medios de comunicación
sobre el lanzamiento del primero ensayo clínico a nivel mundial para restaurar
la fertilidad en mujeres que sufren menopausia de forma temprana, mediante el
uso de “plasma rico en plaquetas” (PRP) para favorecer el rejuvenecimiento
ovárico (https://inoviumrejuvenation.com).
Se trata de un tema de interés general para
la sociedad, considerando que la edad a la cual las mujeres son madres continúa
creciendo año tras año. La fertilidad en mujeres decrece a partir de los 35-37
años, por lo que muchas parejas se ven abocadas al uso de otras alternativas
como el uso de óvulos de mujeres donantes.
¿En qué se basa dicho tratamiento?.
Esta nueva técnica propone la inyección de
factores de crecimiento derivados de plaquetas y glóbulos blancos de la sangre de
la propia paciente para favorecer la formación de nuevos óvulos en el ovario de
mujeres que han sufrido la menopausia y habían perdido la capacidad para tener
menstruaciones y ovular de forma regular. La menopausia se produce cuando se
han agotado los óvulos que cada mujer tiene en sus ovarios, los cuales son
limitados y están pre-formados en el momento del nacimiento y van madurando a lo
largo de la vida de la mujer. Sin embargo existen algunos grupos de
investigación que han propuesto que en el ovario se pueden formar nuevos óvulos
durante la vida a partir de células madre, aunque dichos resultados aún generan
cierta controversia entre la comunidad investigadora porque no se han podido repetir
por diferentes grupos.
Según los datos proporcionados por el propio
equipo del Dr. Konstantinos Sfakianoudis (Unidad de Medicina Reprouctiva,
Hospital Genesis, Atenas), que es el promotor del tratamiento mencionado
(Inoviumrejuvenation), sobre el 75% de las mujeres que recibieron el
tratamiento ahora tiene la posibilidad de alcanzar una gestación de forma
natural o mediante fecundación in vitro. Además han conseguido que 9 mujeres se
queden gestantes, y en 2 casos han dado lugar a niños nacidos vivos, pero estos
datos incluyen mujeres con endometritis crónica y mujeres cercanas a la
menopausia también. Sin embargo, en el caso de mujeres menopáusicas, según esos
mismos datos, solo el 40% (11 de 27) menstruaron después de recibir el
tratamiento, y de éstas, en 2 casos se pudieron obtener óvulos que fueron
fecundados en el laboratorio. Dichos datos, aunque corresponden a un número
pequeño de casos, resultan novedosos, pero llama la atención que no han sido
publicados en revistas de investigación, en las cuales se someten a la revisión
de diferentes profesionales expertos en el área, y es la práctica habitual.
¿Pero cómo funciona el mencionado tratamiento en el ovario?.
Este
tratamiento propone la inyección a nivel ovárico de una fracción de la sangre
que contiene entre otras moléculas factores de crecimiento, los cuales que se
han utilizado en otro tipo de tratamientos en tejidos musculo-tendinosos,
injertos de piel, tratamientos estéticos, etc. y son los que supuestamente hacen
que el ovario recupere su funcionalidad.
Se
desconoce el mecanismo por el cual dichos factores actúan causando el supuesto rejuvenecimiento ovárico
y la formación y maduración de nuevos óvulos. Los promotores proponen que
aumenta el número de vasos sanguíneos (vascularización) que aportan sangre al
ovario, y que esto puede favorecer la formación de nuevos óvulos.
Antes
de afirmar si dicho tratamiento es útil o no, los promotores del tratamiento
deben obtener datos de un ensayo clínico en el cual un grupo de mujeres se
someta a dicho tratamiento a la vez que otro grupo “control” se mantiene en
condiciones similares pero sin recibir el tratamiento y ambos se comparen.
Además dicho estudio debe ser “ciego”, es decir que la mayoría de los
profesionales implicados no deben saber si los pacientes fueron previamente tratados
o no, de forma que eso no condicione los resultados que obtengan.
En
conclusión, este es un posible tratamiento, como tantos otros que surgen de
forma frecuente, cuya utilidad, aunque tiene un gran potencial, todavía está
por demostrar. La falta de resultados publicados en revistas de investigación
sometidas a revisión por profesionales expertos en el área resta credibilidad al
tratamiento, si bien esto puede ser debido al interés del grupo por mantener
dicho tratamiento “en secreto” de modo que pueda derivarse del mismo
una patentes, y ellos sean quienes puedan explotarse de forma
exclusiva.
Otras alternativas.
Actualmente existen otras líneas de investigación
que también persiguen el rejuvenecimiento ovárico mediante el uso de células madre de la médula ósea, como el que desarrolla el Dr. Antonio Pellicer (Director del grupo IVI) en colaboración con la Unidad
de Medicina Reproductiva del Hospital La Fe en Valencia, o mediante el uso de
células progenitoras de óvulos que existen en el ovario y se puede favorecer su
maduración, que está en desarrollo por la empresa OvaScienceSM Inc, en todos los casos con una
tasa de éxito todavía cuestionable.
Aún cuando se demostrase la utilidad de
dichos tratamientos, que está por ver, se plantea una cuestión ética entorno a cual
sería la edad hasta la que una mujer debería quedarse gestantes. Se conoce que
las mujeres de edad avanzada tienen mayor probabilidad de alteraciones
cromosómicas, y que aunque su ovario pueda funcionar, quizás su útero no esté
en adecuadas condiciones para que el embrión implante y se desarrolle de forma
correcta. Aunque en España no existe ninguna limitación legal respecto a la
edad máxima para conseguir una gestación mediante técnicas de Reproducción
Asistida, los profesionales médicos recomiendan no hacerlo en ningún caso más
allá de los 50 años. Además de las cuestiones de salud, surge la cuestión ética
sobre la educación que esos niños podrán recibir de sus padres, si cuando nacen
ellos están cercanos a la vejez.
Fdo. Sebastián Cánovas