Es
ahora, al final de la primavera cuando los alérgicos al polen ven aliviado su
anual castigo. Efectivamente los granos de polen son la causa más severa y
extendida de síndromes alergénicos. Sin embargo ¿Cuánto sabemos de los granos
de polen?
Sabemos que el
polen lo producen las plantas, que es invisible y sabemos que a nuestra vida
llega como una ola; como una ola de mocos, narices irritadas y ojos llorosos.
Pero ¿Qué es el polen?
El polen es
una estructura micrométrica, invisible al ojo humano, responsable de producir y
poner en contacto las células reproductoras masculinas con los órganos
reproductores femeninos, situados en el centro de la flor. En otras palabras,
el polen es una suerte de aparato reproductor masculino de vida independiente,
que vuela por el aire, cuya función, es participar en la reproducción de las
plantas, de la que depende la producción de semillas y de frutos. Perfecto,
pero ¿Y a mi qué?
Pues bien, los
granos de polen, además tienen una serie de características muy curiosas.
Destaca su elevada producción por parte de las plantas y la elevada resistencia
de su pared externa. La pared, compuesta por un producto de estructura
desconocida denominada esporopolenina es probablemente una de las sustancias
más recalcitrantes producidas por un ser vivo: es prácticamente es
indestructible. La pared de esporopolenina, sobrevive a altas temperaturas, a
la comprensión y la distensión y al ataque ácido, entre otras muchas cosas.
Producido en
masa, a la par que prácticamente indestructible, el polen todo lo impregna. Pervive
en el suelo, sobre los objetos, en nuestra ropa y pelo, durante mucho, mucho
tiempo. Sin embargo, lo más interesante, es, que a grandes rasgos, cada especie
vegetal produce granos de polen diferentes y esto es lo que permite que el
estudio de los granos de polen (palinología) tenga múltiples aplicaciones.
Claro, el
polen lo producen las plantas y como cualquiera que se haya movido un poco
sabe, la vegetación de cada lugar es diferente. Así cada lugar deja una huella
polínica única que todo lo impregna. Imaginen, por ejemplo que un fardo de cocaína
a lo largo de su discurrir desde las plantaciones de coca en Sudamérica hasta
su decomiso en Europa ha incorporado en su superficie, polen de plantas
colombianas, argentinas, angoleñas, guineanas, marroquíes y gaditanas.
Imaginen que
gracias a la carga polínica se puede reconstruir el trayecto que ha seguido el
alijo de droga.
Imaginen que
la implementación de estos trabajos es el futuro en la lucha global contra el
tráfico de drogas.
E imaginen que
el futuro ya está aquí.
Saúl Manzano Rodríguez
Saúl Manzano Rodríguez
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